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La gran revuelta árabe del s. XXI: Libia en llamas

Publicado: 2011-02-27

*Por Luis Andrés García, estudiante de Derecho

Estas últimas semanas hemos visto como dos de los dictadores del Magreb (Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto) fueron derrocados. Sin embargo, de entre todas, la que nos conmueve  por la extrema violencia llevada a cabo, comparable solo al delirio genocida nazi o stalinista, es la llevada a cabo en Libia por Muammar Gaddafi.

Gaddafi, quien se hizo con el poder en 1969 tras un golpe de Estado al rey Idris, se encuentra en estos momentos en su hora más aciaga, con un pueblo en armas que lucha por expulsarlo del poder. Sin embargo, aquí estamos frente a uno de los líderes más camaleónicos del mundo musulmán, quien supo estar con Dios y con el Diablo para mantenerse en el poder. Digo esto porque en los años 80 Gadafi fue el responsable directo de los atentados terroristas en Lockerbie, Berlín, y el vuelo UTA 772, que se saldaron con cientos de víctimas y provocaron bombardeos de retaliación en Trípoli a manos de EE.UU. Pese a ello, en los años recientes supo granjearse el apoyo de Europa (en especial de la Italia de Berlusconi) al admitir en su país fuertes inversiones petroleras (como la de Eni, multinacional italiana responsable del gasoducto entre Libia e Italia). Asimismo, se ganó el apoyo del gobierno de Bush al unirse en su llamada “guerra contra el terrorismo” (se sabe que los mayores enemigos de los tiranos árabes son los movimientos islámicos) y paso a ser de “terrorista” a “aliado importante” a los intereses occidentales.

Sin embargo, el efecto dominó de las protestas en el mundo árabe terminaron por encender la chispa de la revolución en Libia para zafarse del gobierno de Gaddafi. La pregunta es “¿y que viene después?”. El escenario de transición aquí pinta aún más sombrío que en las vecinas Túnez y Egipto. Así, hay posturas que piden la vuelta de la monarquía (la bandera de los rebeldes es la de la antigua monarquía libia), mientras que otros, más occidentalizados, piden elecciones libres (algo improbable al ser Libia un país basado en el delicado equilibrio de poder entre sus tribus al estilo libanés). Incluso, no faltan quienes piden un Emirato Islámico (como el que se estableció en la ciudad de Derna hace unos días), algo que preocuparía mucho a Europa, tanto por el flujo migratorio que vendría como por la pérdida total de su suministro petrolero más importante.

La caída de Gaddafi es cada vez más cercana. El escenario posterior, sin embargo, es poco alentador de no mediar ya la comunicad internacional.


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