Hace unas semanas, apareció un pronunciamiento apoyando al cardenal Juan Luis Cipriani. Estaba suscrito por los así llamados “poderosos del Perú”. Dueños de empresas (los Wong, Romero, Expreso, RPP, Expreso), políticos (Bedoya, Castañeda, Del Castillo, Altuve, Tudela, Rafael Rey) y los presidentes del Poder Judicial y de la Corte Suprema. Todos desagraviando al cardenal representante de la intolerancia y defensor del fujimorismo.

Es ciertamente una coalición temible la que se alza contra la universidad. Una coalición que difícilmente permitirá un juicio imparcial. Este juicio, entre el Arzobispado y la PUCP, ha pasado largamente de ser una simple disputa jurídica. Se ha convertido en un juicio mediático, en una guerra de pronunciamientos, en la que lamentablemente no nos hemos llevado la mejor parte. El rectorado, luego de que fuera negada la acción de amparo en el Tribunal Constitucional (lo cual era previsible luego que los congresistas del APRA cambiaran a dos de sus miembros), no ha manejado bien el caso. Para afuera, algunos medios exponen a una camarilla “caviar” que no quiere perder la mamadera contra el Cardenal (cómo se echa de menos a Vargas Alzamora). Un duelo entre dictadores que es indiferente para los estudiantes.

No se ha escuchado al estudiante. Existe la creencia que nos es indiferente y que las manifestaciones que hemos hecho son de estudiantes engañados, lanzados como carne de cañón por el rectorado. Se cree que es una lucha de egos cuyo resultado será indiferente al estudiante. “No creo que Cipriani quiera hacer nada”, “solo quiere revisar las cuentas”, “nada cambiara, no nos convertiremos en la universidad de Piura”, “quieren crear revuelo por las puras”, etc.

Aclaremos. En caso se instale la Junta Administradora (si perdiéramos) esta tendría el poder económico de la universidad sobre cualquiera de los órganos democráticos de gobierno (Asamblea Universitaria o Consejo Universitario) reconocidos por ley. Ergo, tendría control sobre la universidad una sola persona: Juan Luis Cipriani (que tiene el voto dirimente y decisivo en dicha junta).

La lucha es pues no contra Cipriani, o contra el Opus y menos aun contra la Iglesia Católica. La manifestación del jueves será por un juicio imparcial y sobretodo por una universidad democrática y autónoma. Porque podría ser Cipriani, como el gobierno o quien sea. No queremos dictadores. La PUCP puede tener muchos problemas pero es nuestra. De estudiantes y profesores. Y no podemos ceder este cogobierno ante una imposición externa. Este jueves se marcha pues, por defender la esencia democrática e inclusiva de la universidad. Por la universidad que amamos, marchemos este 9 de setiembre.

Fernando Loayza

Representante Estudiantil ante la Asamblea Universitaria